Algunos de los mitos más celebres. Odiseo o Ulises
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Algunos de los mitos más celebres. Odiseo o Ulises
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Hijo de Laertes y de Anticlea, era rey de la isla de Itaca y de la de Dulicio, llamada aquélla hoy Théaki. Cuando nació rogaron sus padres a su abuelo Antolico, hijo de Mercurio, que le pusiese nombre, y éste contestó: Fui en otros tiempos el terror de la tierra; que de ahí se deduzca el nombre del niño, y que se llame Ulises, que significa ser temido. Fue un príncipe sagaz, astuto y prudente, que en la guerra de Troya contribuyó más al triunfo de los griegos con la astucia que lo hicieron los otros con sus proezas. Había eludido por todos medios partir para aquella expedición, por estar recién casado con la hermosa Penélope, hija de Ícaro, rey de Esparta, pero no le valieron. Terminada la guerra de Troya, emprendió su viaje de vuelta, el que fue tan desgraciado y lleno de contratiempos, que este viaje ha dado materia al insigne poeta griego Homero para un famoso poema titulado la «Odisea». Echóle primero el temporal sobre las costas de Tracia, volvió a salir a la mar, y los vendavales le llevaron a África, al país de los Lotófagos, así llamado por crecer allí el árbol Lotos, cuya fruta es tan agradable que hace olvidar su patria al forastero que la come; por lo cual es ese árbol el símbolo del olvido. Perdió allí a varios de sus compañeros, y pasó a Sicilia, en donde el cíclope Polifemo, que no tenía más que un ojo, y éste en medio de la frente, se engulló otros cuantos; Ulises le emborrachó, le saltó su ojo y huyó, llegando a la mansión de Eolo, dios de los vientos, que por complacerlo encerró en pellejos aquellos que le eran contrarios; pero sus compañeros, curiosos de ver lo que contenían aquellos pellejos, los abrieron, saliendo de ellos furiosos vientos contrarios, que echaron las naves de Ulises sobre una costa en que encontró a la famosa hechicera Circe, que después de convertir a sus compañeros en toda clase de animales, le encantó de tal suerte a él, que olvidó que estaba casado con su querida Penélope; se casó con ella, y tuvieron un hijo, que se llamó Telégono. No obstante, merced a una hierba que le dio Mercurio, llamada «moli», escapó al hechizo de Circe, así como a la atracción del abismo de Caribdis y a las seducciones del canto de las Sirenas, precaviendo de ellas a sus compañeros tapándoles los oídos con cera; pero Neptuno, resentido con él por haberle saltado el ojo a su querido y precioso hijo Polifemo, embraveció los mares e hizo naufragar su esquife, salvándose sólo Ulises, que a nado llegó a la isla Ogigia, donde halló a la ninfa Calipso, que le retuvo siete años; pero viendo que no hacía más que llorar por su patria, por su mujer y su hijo, al cabo de estos siete años le proporcionó un barco en el que pudiese regresar a sus lares. Después de veinte años de ausencia arribó al fin a Ítaca, en donde nadie le reconoció, sino un pobrecito perro viejo que al verle murió de alegría. Entretanto, creyendo viuda a la hermosa Penélope, habían acudido infinidad de pretendientes que la ostigaban a que eligiese entre ellos un marido, y se volviese a casar; Penélope, que no perdía las esperanzas de volver a ver a su querido Ulises, les respondía que no contraería segundas nupcias hasta concluir de bordar una tela que había destinado para mortaja de su suegro Laertes. Bordaba de día, y de noche desbarataba lo que había hecho, para que no se concluyese su obra, por lo cual se dice de lo que se empieza y no se acaba, a pesar de trabajar en ello, que es «la tela de Penélope». Ulises se dio a conocer a su hijo Telémaco y a algunos criados antiguos, y ayudado por ellos mató a todos los pretendientes de su mujer, pues ya sabéis, niños míos, que los griegos se mataban unos a otros con la mayor facilidad. Su hijo Telémaco había hecho infructuosamente un viaje para buscar a su padre, acompañado por un anciano sabio y respetable, llamado Mentor, lo que ha dado pábulo a un docto eclesiástico francés, llamado Fenelón, para escribir una obra de gran mérito para enseñanza de los príncipes.
El fin de Ulises fue triste. Le habían predicho que moriría a manos de su hijo; esta profecía le inquietaba. Circe envió a Telégono en busca de su padre. Desembarcó con su tripulación en Ítaca; creyéndolos piratas, los quisieron rechazar los isleños; trabóse un combate, en el que Telégono mató a su padre sin conocerlo. Después de muerto le tributaron los honores que llaman heroicos, y aun tuvo un oráculo en Etolia.
- regreso de Ulises a Ítaca:
- [Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]Cuando parte de Ítaca rumbo a la guerra de Troya, Ulises deja a su esposa Penélope y a su hijo recién nacido, Telémaco. En la guerra pasa 10 años. Y transcurren otros 10 años hasta que el héroe consigue volver a su casa, ya que ha despertado las iras del dios del mar, Poseidón, que usa su poder para causarle naufragios y todo tipo de desdichas. Tras 20 años, y gracias a la ayuda de la diosa que le protege, Atenea, Ulises por fin llega a Ítaca.
La espera de Penélope
Pero en esos 20 años el reino también ha sufrido algunas desventuras. Durante la guerra de Troya, Penélope espera paciente a su marido. Pero pasan los años y los héroes que sobreviven regresan… todos, menos Ulises. Corre el rumor de que ha muerto y, dado que en aquella época las travesías marítimas eran muy peligrosas, el rumor es muy creíble. Telémaco, ya un adolescente, viaja a Esparta a hablar con Menelao y Helena y buscar noticias sobre su padre.
Poco a poco llegan a la casa de Penélope los pretendientes a su mano (y también al trono), que abusan de la hospitalidad de Penélope y esperan a que elija de entre ellos al futuro rey de Ítaca.
Pero Penélope idea una estratagema para no tener que elegir marido. Les dice a sus pretendientes que decidirá con quién se casa en cuanto acabe de tejer un sudario para el anciano Laertes, padre de Ulises. Los pretendientes aceptan, ignorantes de que todo lo que teje Penélope de día, lo desteje de noche, de forma que su labor no se acaba nunca.
Pero una criada traiciona a Penélope y cuenta la verdad.
Los pretendientes, cansados de esperar, se confabulan para matar a Telémaco cuando vuelva de su viaje a Esparta y obligar a Penélope a elegir marido.
Ulises y Atenea
En Ítaca, la diosa Atenea se aparece ante Ulises, para advertirle de los peligros que le acechan en su reino. Deciden que lo mejor es ser prudente, así que Ulises se disfraza de mendigo para no llamar la atención y así disfrazado se presenta en palacio, donde ve cómo los pretendientes han tomado el lugar como si fuera suyo. Después acude a la cabaña de Eumeo, el porquerizo, en cuya lealtad confía. Eumeo prepara un encuentro entre el recién llegado Telémaco y Ulises.
Al principio Telémaco ni siquiera cree que ese hombre, viejo, y con aspecto de mendigo, pueda ser su padre. Atenea hace que Ulises recupere momentáneamente su aspecto normal, pero aún así Telémaco desconfía, teme que pueda tratarse de un truco de los pretendientes. Un viejo perro de caza entra en la cabaña y reconoce a Ulises, mueve la cola y se acerca a él. Telémaco ahora sí cree en las palabras de su padre.
La matanza de los pretendientes
Manteniendo su disfraz y acompañado de Eumeo y de Telémaco, Ulises vuelve a palacio, donde los pretendientes celebran un banquete junto a una triste y cansada Penélope. Ulises ve que las armas de los hombres están desprotegidas e indica a Eumeo que las esconda.
Los candidatos a rey de Ítaca insisten a Penélope, una noche más, en que elija a uno de ellos. Telémaco interviene y dice que el futuro rey debería al menos ser capaz de manejar el arco de Ulises. Penélope se muestra conforme con la idea de si hijo y los pretendientes, uno a uno, intentan tensar el arco, sin éxito. Telémaco aprovecha el momento para cerrar las puertas de palacio. El último candidato tira el arco, furioso, es imposible. Penélope, aliviada, se retira a sus aposentos. Ulises pide tensar el arco él también. Los demás hombres se ríen, pero dejan que lo haga. Ulises, sin esfuerzo alguno, tensa el arco, y apunta a un pretendiente, al que lanza la flecha y mata. En ese instante Atenea interviene para revelar el auténtico aspecto de Ulises. Los demás no pueden huir, las puertas están cerradas y, uno a uno, los elimina a todos.
Las criadas alertan a Penélope de que algo está sucediendo y ella baja a la sala. Han transcurrido 20 años y no acaba de reconocer a Ulises. Acostumbrada a desconfiar, pone a prueba a su marido y pide a un criado que baje la cama de Ulises a la sala, porque ella no dormirá con él. Ulises responde que eso es imposible, la cama está fijada a un olivo que él sembró. Penélope por fin reconoce a su marido. Atenea alarga la noche para que los esposos puedan estar más tiempo juntos.
Así, con los esposos contándose el uno al otro sus aventuras en los 20 años que han pasado separados, termina la Odisea de Homero.
[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]Ulises con su arco
Batalla de Los Dioses - Odiseo o Ulises
El Avi65- El astrologo de la pirámide
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