ROMANCE DE ANDALUCIA

ANDALUCÍA, TU ROMANCE


Verde que te quiero verde,
Andalucía, luz del alma,
blanca, bella, solidaria
que al poderoso embelesas
con tu luna plateada.

Rechazaste a los Califas
aunque te vistieron de oro,
digna fuiste ante el lloro
de aquel por el que fuiste tan amada.

Señoritos y reptiles te dejaron esquilmada,
cuando tú supiste esperar
sin cansarte y con paciencia,
por las llaves de Granada.

Otro apareció, en la Historia Contemporánea.
¿Quizás judío converso o mozárabe acristianado?
Chaves, dicen que se llama y Califa quiso ser
demostrando su ambición se creyó predestinado,
como el Califa de antaño a gobernar sin pudor,
sin el coraje de Almanzor, sin su porte extraordinario.

Este pobre ignorante, nunca supo que el Gran Moro,
guardó a sus concubinas apartándolas del trono.
El Califato de Chaves, colocó a toda su prole
y como saco sin fondo, creó los famosos ERES.

Juan Francisco Trujillo, conductor de diligencias,
observó a su mentor que, sin vergüenza, ni honor,
rellenó sus bordadas alforjas con 100.000 ases...
de favor.

Su nombre: Guerrero, pero sin antifaz
pues resultaba muy molesto a la hora de contabilizar.
Qué mofa!, Qué bandallón!!!
Pues dicen las malas lenguas
que creíase un Robin Hood.

El conductor se encontró con 450.000 ases.
No se acordaba el hombre de dónde el premio cayó.
"Ah, sí," -dijo al ser interrogado- "subvenciones,
así se llaman, que yo las llevaba al pueblo
pero se engancharon en las ramas, con tanta encina y olivo,
creí que el asunto quedaría en el olvido".

Cuentan juglares del lugar que el reconvertido Califa,
a sus Chavitas regaló más de 10 millones, y no, para pipas.

Imitando a Otto von Bismarck,
los políticosmás villanos,
se han gastado los dineros de todos los sevillanos

Da miedo dar un garbeo por el Parque de María Luísa,
pues sabedores de esta guisa
sería posible encontrar
cocodrilos, caimanes y huevos de culebrilla.

Mantén los ojos abiertos, mi querida Andalucía,
que lloren por ti los que estén dispuestos a dedicar su vida.
A los déspotas, ladrones y a sus mastines, mantenlos bien alejados,
que no merecen pisar ni Triana, ni Jerez, ni cualquier pueblecillo de blanco pintados.

No te fies de quien regala aunque porte estandartes muy bellos,
esa tierra merece que no la calle el dinero.
Sea Griñán o Arenas, enseñadles que vuestras tierras no las gobierna cualquiera