Historia de brujas
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Re: Historia de brujas
Ana bolena 2ªParte Como he mencionado en la primera parte, hay que intentar compreender la manera de pensar de la sociedad Tudor de principios del siglo XVI. Practicamente todos los europeos de esa época creían que la brujería era un problema real y muy grave. Afirmaban que las hechiceras hacían pactos con el mismísimo Diablo y éste a su vez les proporcionaba poderes sobrenaturales.
Entre sus hazañas estaba, la capacidad de elaborar hechizos y venenos de todo tipo, que podían afectar tanto a personas como a elementos de la naturaleza. También se las consideraba capaces de volar ( en palos, animales, demonios o con la ayuda de unguentos) y de transformarse en lobos, atacando a inocentes víctimas por los oscuros bosques. No todos los teólogos de la época creyeron en la realidad física de los vuelos y en la metamosfosis de brujas: algunos los atribuían a ilusiones o ensueños impulsados por el Diablo.
Vuelo de las brujas de Vaud. Miniatura en un manuscrito de Martin Le France, Le champion des dames, 1451.
Además, las brujas eran conocidas por utilizar afrodisíacos y por su excesiva lujúria. En la Inglaterra Medieval, varias damas de la nobleza habían sido acusadas por emplear sortilegios para incitar a los hombres a casarse con ellas. El caso más conocido fue el de la reina Elizabeth Woodville, que sedujo al joven rey Eduardo IV. Las brujas supuestamente también se involucraban en relaciones sexuales ilícitas, conducta que era considerada pervertida y anormal por sus contemporáneos. Los expertos alegaban que del resultado de su unión con el Diablo, daban a luz a bebes deformes, sacrificaban a niños, incluyendo a sus propios hijos, y cometían incesto. También era condenadas por atormentar a los hombres, incluso sus esposas, con impotencia.
El nacimiento de niños deformes era visto como un castigo que Dios enviaba por los pecados sexuales cometidos por sus progenitores. Los clérigos interpretaban la aparencia de estos bebés como un mal angúrio y al mismo tiempo como un óptimo ejemplo de la justícia divina. Las comadronas inspecionaban los recién nacidos, incluso los que eran resultado de un aborto, para averiguar si poseían algún defecto. Cualquier irregularidad era descrita como algo monstruoso: un mechón de pelo en el ombligo, la piel llena de pliegues en la espalda y especialmente gemelos siameses.
La sodomía y brujería eran asociados con el incesto. Aunque era prohibido, este último acto no escandalizaba a los ciudadanos de la era Tudor tanto como lo hace en el siglo XXI. Tal vez por desconocer las normas de la genética y de la herencia ,y por las habituales dispensas papales que permitían algunas uniones incestuosas entre la nobleza, no lo contemplaban como algo extraño, si bien que tales vínculos no eran autorizados entre hermanos de pura sangre. Sin embargo, antes que Enrique VIII desposara a Ana Bolena, de hecho, circularon rumores en la corte para zanjar el problema de la sucesión, y como solución proposieron que su hija María Tudor contrayera matrimonio con Henry Fitzroy, su medio hermano ilegítimo.
Basado en los estudios de la historiadora Retha Warnicke, a continuación, exponemos las razones por las que el pueblo creía que Ana Bolena era en realidad una bruja:
- Supuestamente abortó un feto monstruoso y deforme en enero de 1536.
- Enrique VIII empezó a sufrir impotencia, este hecho salió a la luz en el juício de George Bolena, cuando Lord Rochford fue acusado de discutir este asunto con Ana.
- Se dijo que sedujo a su hermano para que cometiera incesto con ella.
- Ana fue culpada de cometer adulterio con conocidos libertinos, hombres que eran considerados inmorales y sodomitas.
-El rey Enrique confesó ante uno de sus cortesanos que "fue seducido y forzado a un segundo matrimonio por medio de sortilegios y hechizos."
- Se cree que Ana practicó incesto con su hermano en el palacio de Westminster, pero en realidad se encontraba con el rey en Windsor. Eso prueba que las brujas podían volar.
- El testimonio de Lady Bridget Wingfield, supuesta amiga y dama de compañía de Ana, aseguraba que la reina había mantenido relaciones sexuales (mientras era amante del rey) antes de casarse. Incluso llegó a decir que era una dama "licenciosa".
-Enrique creía que Ana planeaba envenenar a su hijo bastardo, el duque de Richmond, y también a su hija, Lady María.
-El monarca no hizo ningún intento por salvar a su esposa de su inminente ejecución, en vez de eso, prefirió centrarse en los preparativos de su matrimonio con Jane Seymour.
Enrique VIII, según las supersticiones de la época, puede que realmente creyera que Ana fuera una bruja. Sin embargo, diría que todo este complot contra ella derivaba del disgusto del rey por no conseguir tener un hijo varón con ella. También podemos afirmar que Ana era un impedimiento en la política exterior de Inglaterra ,y cada vez más se adentraba en los asuntos de Estado que no eran de su incubencia. El monarca sentía rabia de ella por haberlo alejado de su estimada iglesia católica y por haber destruído su familia, todo ello hizo con que no sufriera ningún remorso a la hora de condenarla a muerte. Desgraciadamente, nunca sabremos la verdadera razón por la que Enrique dejó de amar a Ana Bolena, todo lo que se expone no son más que sugerencias y suposiciones. Es inconpreensible como la arroladora pasión que Enrique prodigaba hacía ella se convirtiera futuramente en desprecio e indiferencia.
Entre sus hazañas estaba, la capacidad de elaborar hechizos y venenos de todo tipo, que podían afectar tanto a personas como a elementos de la naturaleza. También se las consideraba capaces de volar ( en palos, animales, demonios o con la ayuda de unguentos) y de transformarse en lobos, atacando a inocentes víctimas por los oscuros bosques. No todos los teólogos de la época creyeron en la realidad física de los vuelos y en la metamosfosis de brujas: algunos los atribuían a ilusiones o ensueños impulsados por el Diablo.
Vuelo de las brujas de Vaud. Miniatura en un manuscrito de Martin Le France, Le champion des dames, 1451.
Además, las brujas eran conocidas por utilizar afrodisíacos y por su excesiva lujúria. En la Inglaterra Medieval, varias damas de la nobleza habían sido acusadas por emplear sortilegios para incitar a los hombres a casarse con ellas. El caso más conocido fue el de la reina Elizabeth Woodville, que sedujo al joven rey Eduardo IV. Las brujas supuestamente también se involucraban en relaciones sexuales ilícitas, conducta que era considerada pervertida y anormal por sus contemporáneos. Los expertos alegaban que del resultado de su unión con el Diablo, daban a luz a bebes deformes, sacrificaban a niños, incluyendo a sus propios hijos, y cometían incesto. También era condenadas por atormentar a los hombres, incluso sus esposas, con impotencia.
El nacimiento de niños deformes era visto como un castigo que Dios enviaba por los pecados sexuales cometidos por sus progenitores. Los clérigos interpretaban la aparencia de estos bebés como un mal angúrio y al mismo tiempo como un óptimo ejemplo de la justícia divina. Las comadronas inspecionaban los recién nacidos, incluso los que eran resultado de un aborto, para averiguar si poseían algún defecto. Cualquier irregularidad era descrita como algo monstruoso: un mechón de pelo en el ombligo, la piel llena de pliegues en la espalda y especialmente gemelos siameses.
La sodomía y brujería eran asociados con el incesto. Aunque era prohibido, este último acto no escandalizaba a los ciudadanos de la era Tudor tanto como lo hace en el siglo XXI. Tal vez por desconocer las normas de la genética y de la herencia ,y por las habituales dispensas papales que permitían algunas uniones incestuosas entre la nobleza, no lo contemplaban como algo extraño, si bien que tales vínculos no eran autorizados entre hermanos de pura sangre. Sin embargo, antes que Enrique VIII desposara a Ana Bolena, de hecho, circularon rumores en la corte para zanjar el problema de la sucesión, y como solución proposieron que su hija María Tudor contrayera matrimonio con Henry Fitzroy, su medio hermano ilegítimo.
Basado en los estudios de la historiadora Retha Warnicke, a continuación, exponemos las razones por las que el pueblo creía que Ana Bolena era en realidad una bruja:
- Supuestamente abortó un feto monstruoso y deforme en enero de 1536.
- Enrique VIII empezó a sufrir impotencia, este hecho salió a la luz en el juício de George Bolena, cuando Lord Rochford fue acusado de discutir este asunto con Ana.
- Se dijo que sedujo a su hermano para que cometiera incesto con ella.
- Ana fue culpada de cometer adulterio con conocidos libertinos, hombres que eran considerados inmorales y sodomitas.
-El rey Enrique confesó ante uno de sus cortesanos que "fue seducido y forzado a un segundo matrimonio por medio de sortilegios y hechizos."
- Se cree que Ana practicó incesto con su hermano en el palacio de Westminster, pero en realidad se encontraba con el rey en Windsor. Eso prueba que las brujas podían volar.
- El testimonio de Lady Bridget Wingfield, supuesta amiga y dama de compañía de Ana, aseguraba que la reina había mantenido relaciones sexuales (mientras era amante del rey) antes de casarse. Incluso llegó a decir que era una dama "licenciosa".
-Enrique creía que Ana planeaba envenenar a su hijo bastardo, el duque de Richmond, y también a su hija, Lady María.
-El monarca no hizo ningún intento por salvar a su esposa de su inminente ejecución, en vez de eso, prefirió centrarse en los preparativos de su matrimonio con Jane Seymour.
Enrique VIII, según las supersticiones de la época, puede que realmente creyera que Ana fuera una bruja. Sin embargo, diría que todo este complot contra ella derivaba del disgusto del rey por no conseguir tener un hijo varón con ella. También podemos afirmar que Ana era un impedimiento en la política exterior de Inglaterra ,y cada vez más se adentraba en los asuntos de Estado que no eran de su incubencia. El monarca sentía rabia de ella por haberlo alejado de su estimada iglesia católica y por haber destruído su familia, todo ello hizo con que no sufriera ningún remorso a la hora de condenarla a muerte. Desgraciadamente, nunca sabremos la verdadera razón por la que Enrique dejó de amar a Ana Bolena, todo lo que se expone no son más que sugerencias y suposiciones. Es inconpreensible como la arroladora pasión que Enrique prodigaba hacía ella se convirtiera futuramente en desprecio e indiferencia.
anika- La dama de corazones
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Re: Historia de brujas
La Vieja Dorothy: ¿mito o realidad? Por Dark Link
Un muy buen artículo donde se saca a la luz, lo verdadero y lo falso
sobre el mito de la Vieja Dorothy Clutterbuck y su relación con Gardner
Los inicios de la religión Wicca son, sin duda, un mar lleno de mitos y misterios, en los cuales uno al adentrarse ya no sabe cuáles son en realidad hechos históricos y cuáles mitos populares nacidos de las mentes humanas.Gerald Gardnerd
Uno de esos mitos/hechos históricos que rodea a la Wicca es Dorothy Clutterbuck. La “vieja Dorothy”, como es conocida.
Es uno de los personajes fundamentales en el nacimiento de la Wicca y aún así su vida y existencia es algo que siempre ha llamado la atención a todos quienes se pusieron a estudiar los orígenes de la religión.
Para muchos, es un invento con el que Gardner quiso darle a su nueva religión una tonalidad misteriosa y crear un enlace con la “Antigua Religión” de Margaret Murray.
Para otros, una persona de existencia real, cuya vida pareciese ser por momentos contradictoria e igual de misteriosa.
Doreen Valiente fue la primera en probar su existencia al hallar sus certificados de nacimiento y de defunción, como lo dice en “The Witches Way” –“El Sendero de las Brujas”-, de Stewar y Janet Farrar.
Pero la existencia de una mujer llamada Dorothy St. Quintín Clutterbuck que vivió en el lugar y época en el que Gardner ubica al Coven de New Forest para muchos no es una prueba concreta de que ella es la heredera de los últimos vestigios de la “Antigua Religión”, sino al contrario, su existencia no hace más que sembrar más interrogantes acerca de su vínculo con el naciente Neo-Paganismo.
La vida de Dorothy St Quintín Clutterbluck
Dorothy St. Quintin Clutterbuck nació el 19 de enero de 1880 en Bengala, La India, su padre fue capitán del 14º Regimen Sikh –fuerzas indias locales-, fue promovido a Mayor y alcanzó el rango de Teniente Coronel.
Gracias a su alto rango en el ejército fue que el apellido Clutterbuck alcanzó cierto prestigio y lo que podría denominarse una “pequeña fortuna” y al retirarse, se mudaron al Reino Unido.
Allí se instalaron en Christchurch, Hampshire.
Ella adquirió presencia en eventos comunales y fue miembro de diversos clubes y asociaciones, entre ellos la Asociación Conservadora, el Partido Conservador –Tory- y organizaciones religiosas, como el caso de la Iglesia Anglicana y el Ejército de Salvación.
En este último lugar es donde conoce a quien será su marido: Rupert Fordham.
Ella se casó a la avanzada edad de 55 años con él y gozó de un pequeño matrimonio hasta que él murió en 1939.
Ella optó por el apellido Fordham en lugar de Clutterbuck luego de su casamiento; tras la muerte de Rupert Fordham, Dorothy fue centro de un escándalo al descubrirse que Rupert poseía un matrimonio anterior del cual jamás se había desvinculado legalmente.
A raíz de ello es que su matrimonio con Rupert Fordham quedó invalidado y ella volvió a usar su apellido de soltera: Clutterbuck.
Dorothy St. Quintin Clutterbuck murió el 12 de enero de 1951, producto de una trombosis cerebral, a la edad de 70 años.
Ella jamás sería testigo de la sanción del Acta de “Mediums Fraudulendos”, el cual quitaba las últimas penas contra la brujería y las prácticas esotéricas y espirituales, ni de la salida al mundo de la “Antigua Religión” de las Wiccas, que daría a conocer Gerald Gardner.
Sus vínculos con New Forest y “Dafo”
En el repaso de la vida de Dorothy St. Quintin Clutterbuck hemos visto que no hay vínculos visibles con grupos esotéricos, mucho menos con New Forest. Coven
De hecho, al contrario, ella era participe de eventos comunales del Ejército de Salvación y otras ramas cristianas –como el anglicanismo-.
La primera vez que escuchamos el nombre de Dorothy dentro del marco del paganismo, es de la boca de Gerald Gardner, quien afirma haber sido iniciado por la líder del Coven de New Forest, una tal “vieja Dorothy”.
Según él, ella era la Suma Sacerdotisa de New Forest, y última guardiana de las tradiciones de la “Antigua Religión”, la cual habría sobrevivido a lo largo de los milenios y las persecuciones religiosas.
Al fin y al cabo, la religión Neolítica que describe Margaret Murray en sus libros – “The Witches Cult in Westerm Europe” y “The God of the Witches”-.
Pero fuera del nombre que cita Gardner, nada más se supo de su persona hasta el hallazgo de Doreen Valiente.
El autor Jeoffrey Russell cree que la “vieja Dorothy” es en realidad un invento para darle a su nueva religión vínculos de personas contemporáneas con antiguas prácticas paganas y poder darle credibilidad a sus hipótesis de la existencia de la “Antigua Religión”.
Por su parte, Ronald Hutton –“The Triumph of the Moon”-, nos da la versión de que Gardner pudo haber usado el nombre de la Vieja Dorothy para distraer la atención de su relación con una de sus Sumas Sacerdotisas: Dafo.
“Dafo” es el pseudónimo con el que a veces nos encontramos es adjudicado a Dorothy Clutterbuck, pero nada más lejos de la verdad.
El verdadero nombre de Dafo es Edith Goodford-Grimes, quien vivió entre 1887 y 1975, y es para muchos el verdadero vínculo entre New Forest y Gardner.
Eleanor Bone, Suma Sacerdotisa Gardneriana, afirma que New Forest era un Coven hereditario de la región de Hampshire y que databa de la época del rey normando Rufus.
También, afirma que dentro de este coven, Gardner jamás superó el Primer Grado.
Edith vivió en Christchurch alrededor de 1938, lugar en el que también vivió Dorothy St. Quintin Clutterbuck y lugar donde se ubica a una organización rosacruz: La Comunidad Crotona.
Esta sociedad rosacruz operaba en un teatro, por el cual fue conocido como el Teatro Rosacruz.
Phillip Heselton en “Wicca Roots” afirma que este grupo pudo haber practicado rituales con elementos masones mezclados con folcklore mitológico britano, inspirados por Margaret Murray.
Las causas del distanciamiento de Edith Goodford-Grimes y Gerald Gardner son motivos de diversos rumores.
Los más fuertes indican dos posibilidades: la ruptura provocada por la iniciativa de Gardner de dar a conocer a la “Antigua Religión” a expensas del secreto de confidencialidad del Coven; o por la ruptura en su supuesta relación amorosa, como lo afirma Adrian Bott. Gerald Gardner
Heselton en su libro también afirma que Dorothy estuvo vinculada con diversos grupos teosóficos y que pudo haber tenido conexión con el Teatro Rosacruz, dando la posibilidad de que allí fuese donde conoció a Gardner y a partir de ahí su posterior entrada a New Forest.
Sostiene también que este período en el que Clutterbuck toma contacto con Gardner podría coincidir con su luto al enviudar.
Por lo hasta aquí visto, prácticamente no hay pruebas concretas que relacionen a Dorothy St. Quintin Clutterbuck con la Wicca.
Más rumores que certezas son las que la ligan al paganismo.
Entre ellos, algunos escritos de sus diarios, los cuales evocan imágenes feericas y elementos de la naturaleza, junto con su devoción a Jesús.
Tampoco hay nada que la vincule al Coven New Forest, el cual Ronald Hutton descree de su existencia en aquel entonces –dado que en la actualidad sí existe un coven Gardneriano llamado New Forest, que opera en esa localidad de Hampshire-.
Pero asimismo están los rumores de que dicho coven pudo descender de los Nueve Covens de George Pickingill, los cuales se situaban en esta región inglesa, y donde se sitúa como iniciado suyo a Aleister Crowley, amigo de Gardner, quien tuvo gran influencia en el origen de la Wicca Gardneriana.
Rumores o no, la “Vieja Dorothy” siempre estará en el imaginario coletivo de los wiccanos como uno de los personajes centrales del surgimiento de la Wicca.
Junto con ella, los misterios de la “Antigua Religión” se mantendrán vivos, contra toda prueba documental que demuestre lo contrario.
anika- La dama de corazones
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Re: Historia de brujas
Elizabeth Sawyer - La Bruja de Edmonton
Esta historia se remonta a la época del reinado de Jaime I, 1603-1625 (Inglaterra).
La bruja de Edmonton (Elizabeth Sawyer) era una mujer pobre quien se volvió el foco de atención de los locales quienes afirmaban era una bruja.
Las personas decían que había lanzado hechizos sobre sus hijos y su ganado porque se negaron a comprar sus escobas.
En aquella época, la mayoría de personas acusadas de practicar la brujería solían ser mendigos y vendedores ambulantes que habían discutido con la gente cuando se negaban a comprar sus productos.
Se dice que uno de los aldeanos de aquella época, Agnes Radcliffe, golpeó en cierta ocasión a uno de los cerdos de Sawyer, cuando el animal se comió parte de su jabón. Sawyer, al ver esto, le lanzo un conjuro poderoso. Esa noche, Radcliffe se puso muy enfermo, le salía espuma por la boca, y luego murió.
Arresto y Juicio de la Bruja
Elizabeth Sawyer fue encarcelada en la prisión de Newgate e interrogada por el reverendo Goodcole quien estaba decidido a demostrar que era una bruja. Sus métodos fueron bastante implacables hasta que confesó.
Sawyer admitió que, cierto día, el diablo se le apareció en forma de perro negro con ojos rojos relucientes mientras le ofrecía un pacto de obediencia a cambio de su alma. Ella accedió.
El pacto fue sellado cuando la bestia bebió la sangre de Sawyer. El perro la visitaba de vez en cuando, pero la abandonó cuando ella estaba en la cárcel.
Tres mujeres en el juicio afirmaron que después de examinar el cuerpo de Sawyer vieron la marca de una bruja, una señal que el diablo había hecho en su cuerpo.
Esta historia se remonta a la época del reinado de Jaime I, 1603-1625 (Inglaterra).
La bruja de Edmonton (Elizabeth Sawyer) era una mujer pobre quien se volvió el foco de atención de los locales quienes afirmaban era una bruja.
Las personas decían que había lanzado hechizos sobre sus hijos y su ganado porque se negaron a comprar sus escobas.
En aquella época, la mayoría de personas acusadas de practicar la brujería solían ser mendigos y vendedores ambulantes que habían discutido con la gente cuando se negaban a comprar sus productos.
Se dice que uno de los aldeanos de aquella época, Agnes Radcliffe, golpeó en cierta ocasión a uno de los cerdos de Sawyer, cuando el animal se comió parte de su jabón. Sawyer, al ver esto, le lanzo un conjuro poderoso. Esa noche, Radcliffe se puso muy enfermo, le salía espuma por la boca, y luego murió.
Arresto y Juicio de la Bruja
Elizabeth Sawyer fue encarcelada en la prisión de Newgate e interrogada por el reverendo Goodcole quien estaba decidido a demostrar que era una bruja. Sus métodos fueron bastante implacables hasta que confesó.
Sawyer admitió que, cierto día, el diablo se le apareció en forma de perro negro con ojos rojos relucientes mientras le ofrecía un pacto de obediencia a cambio de su alma. Ella accedió.
El pacto fue sellado cuando la bestia bebió la sangre de Sawyer. El perro la visitaba de vez en cuando, pero la abandonó cuando ella estaba en la cárcel.
Tres mujeres en el juicio afirmaron que después de examinar el cuerpo de Sawyer vieron la marca de una bruja, una señal que el diablo había hecho en su cuerpo.
anika- La dama de corazones
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Inscrito : 20/01/2010
Re: Historia de brujas
Muy buena historia de ¿Ana Bolena era realmente una bruja?
Y bien verdad que En muchas sociedades antiguas ha habido cierto recelo hacia la mujer, sobre todo por su capacidad de engendrar vida. Durante mucho tiempo el hecho de que un bebé surgiera del cuerpo de una mujer era incompresible, y muchas veces lo desconocido suele ir de la mano del miedo
. Para la mentalidad de la época resultaba extraño que un grupo de mujeres se reuniera por las noches para charlar, bailar (en ocasiones desnudas) y divertirse en una “fiesta” exclusiva de féminas. Tal vez mantenían algún tipo de relación sexual entre ellas o la famosa figura del “macho cabrío” se refería a varones que las acompañaban en sus orgías… nada está demasiado claro.
A estas mujeres se les acusaba, entre otras cosas, de renegar de Dios, rendir homenaje al Demonio, matar niños para hacer pócimas con ellos, comer carne humana, profanar cadáveres, beber sangre, realizar envenenamientos, provocar la esterilidad del ganado, practicar el incesto, tener prácticas sexuales “aberrantes” y tener trato carnal con el Diablo.
Se realizaron numerosos juicios en los que era tan complicado probar la inocencia de esas mujeres que miles de ellas fueron torturadas, quemadas o ahorcadas. Los motivos más probables que las llevaron a ser juzgadas eran los altercados con algún vecino, la psicosis colectiva y el hecho de ser diferentes o de tener una mente demasiado abierta para la época en que vivían.
Esto no es mío . Lo escuchado por internet y la verdad me lo hago mío , pues pienso que en estos tiempos , todo lo desconocido ya era obra del mismo Diablo o de las Brujas , Gracias amiga por este rato que pasado tan bien gracias,
El Avi65- El astrologo de la pirámide
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Inscrito : 06/05/2010
Re: Historia de brujas
gracias a ti avi por tu comentario y por pasarte por aqui
anika- La dama de corazones
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Re: Historia de brujas
Elizabeth Sawyer "La bruja de Edmonton"
Henry Goodcole, capellán de la prisión de Newgate, fue el autor del relato sobre el examen, juicio y ejecución de una de las más famosas brujas: Elizabeth Sawyer. Esta curiosa historia sucede durante la era Jacobea en el reinado de James I, desde 1603 a 1625.(James es un deribado de Jacob).
Antes de que James fuera coronado rey de Inglaterra, el rey Jacobo VI de Escocia tuvo un papel muy destacado en la persecución de las brujas de North Berwick brujas. Pero centremonos en Elizabeth Sawyer, la bruja de Edmonton, quien se convirtió en el chivo expiatorio de su comunidad. Los vecinos alegaron que estaba realizando hechizos a sus hijos y al ganado. Lo que provocó que en un principio que se negaran a comprarle escobas. Otro de los alegatos en su contra fue la muerte de su marido Agnes Radcliffe por enfermedad. En teoría Sawyer le había embrujado despues de que este golpeara a uno de sus cerdos porque el animal se había comido su jabón. Sawyer fue encarcelada en la prisión de Newgate e interrogada por el reverendo Goodcole que estaba decidido a demostrar su culpabilidad. Goodcole fue implacable en su persecución hasta que esta confesó. Finalmente "admitió", que el diablo se le habia aparecido con la forma de un gran perro negro exigiendole su alma y su cuerpo. Ella había accedido, y el pacto se había sellado cuando le permitió a la bestia beber de su sangre. Alegó que el perro la estubo visitando de vez en cuando, pero dejó de hacerlo cuando ingresó en la cárcel. Tres mujeres examinaron a Sawyer buscando en su cuerpo la marca del diablo. Y por supuesto que la encontraron. Sawyer era una mujer algo deforme que sufría una fuerte depresión, lo que provocaba rechazo y en consecuencia, un blanco fácil para ser acusada de brujería. El juicio concluyo cuando Goodcole sentenció que Sawyer había hechizado a los habitantes de debido a su malicia y la envidia. La Bruja de Edmonton fue ejecutada el 19 de abril 1621 en Tyburn. Es interesante que sus vecinos, quienes la acusaron de estar aliada con el diablo también eran sospechosos de esto, aunque no fueron, perseguidos como ella. Goodcole escribió el relato de la tortura de esta desventurada mujer pocos días después de su ejecución. Sobre la base de su relato, tres dramaturgos contemporaneos a Shakespeare, John Ford, William Rowley y Thomas Dekker escribieron una obra acerca de esta inglesa que fue ahorcada por practicar la brujería en 1621.
Henry Goodcole, capellán de la prisión de Newgate, fue el autor del relato sobre el examen, juicio y ejecución de una de las más famosas brujas: Elizabeth Sawyer. Esta curiosa historia sucede durante la era Jacobea en el reinado de James I, desde 1603 a 1625.(James es un deribado de Jacob).
Antes de que James fuera coronado rey de Inglaterra, el rey Jacobo VI de Escocia tuvo un papel muy destacado en la persecución de las brujas de North Berwick brujas. Pero centremonos en Elizabeth Sawyer, la bruja de Edmonton, quien se convirtió en el chivo expiatorio de su comunidad. Los vecinos alegaron que estaba realizando hechizos a sus hijos y al ganado. Lo que provocó que en un principio que se negaran a comprarle escobas. Otro de los alegatos en su contra fue la muerte de su marido Agnes Radcliffe por enfermedad. En teoría Sawyer le había embrujado despues de que este golpeara a uno de sus cerdos porque el animal se había comido su jabón. Sawyer fue encarcelada en la prisión de Newgate e interrogada por el reverendo Goodcole que estaba decidido a demostrar su culpabilidad. Goodcole fue implacable en su persecución hasta que esta confesó. Finalmente "admitió", que el diablo se le habia aparecido con la forma de un gran perro negro exigiendole su alma y su cuerpo. Ella había accedido, y el pacto se había sellado cuando le permitió a la bestia beber de su sangre. Alegó que el perro la estubo visitando de vez en cuando, pero dejó de hacerlo cuando ingresó en la cárcel. Tres mujeres examinaron a Sawyer buscando en su cuerpo la marca del diablo. Y por supuesto que la encontraron. Sawyer era una mujer algo deforme que sufría una fuerte depresión, lo que provocaba rechazo y en consecuencia, un blanco fácil para ser acusada de brujería. El juicio concluyo cuando Goodcole sentenció que Sawyer había hechizado a los habitantes de debido a su malicia y la envidia. La Bruja de Edmonton fue ejecutada el 19 de abril 1621 en Tyburn. Es interesante que sus vecinos, quienes la acusaron de estar aliada con el diablo también eran sospechosos de esto, aunque no fueron, perseguidos como ella. Goodcole escribió el relato de la tortura de esta desventurada mujer pocos días después de su ejecución. Sobre la base de su relato, tres dramaturgos contemporaneos a Shakespeare, John Ford, William Rowley y Thomas Dekker escribieron una obra acerca de esta inglesa que fue ahorcada por practicar la brujería en 1621.
anika- La dama de corazones
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Inscrito : 20/01/2010
Re: Historia de brujas
aaahh!! anika estos relatos son demasiado fuertes para mi pobre corazon, pero gracias por compartir tu estupendo trabajo
Helene- Reportera Real
- Mensajes : 16601
Inscrito : 02/05/2009
Re: Historia de brujas
gracuas ati por pasarte por aqui te agradesco tu esfuerzo se que estas cosas no te gustan ,pero ya sabes que estas historias son verdaderas era lo que avia en aquella epoca gracias guapa
anika- La dama de corazones
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Inscrito : 20/01/2010
Re: Historia de brujas
De virgen a bruja satánica
Juana de Arco
A los 13 años Juana de Arco creyó escuchar la voz de Dios, y sintió que estaba destinada a liderar los ejércitos.
Virginidad, travestismo y seducción en la doncella soldado que se hizo mártir en la hoguera. Extracto de “Historia universal de la histeria”.
Por Malele Penchansky
Mucho se ha escrito acerca de Juana de Arco, la doncella que supo liberar a Francia del cerco tendido por los ingleses en Orléans y consagrar rey al delfín Carlos VII. Tanto se ha escrito y dicho, que no resulta simple comprender quién fue realmente Juana, cuya figura roza el mito y la leyenda y circula dentro de cánones sagrados. En nombre de Dios o tomada por el Diablo, las voces que escuchó Juana desde los 13 años en la pubertad, cuando se convierte en mujer, serán su salvación y al mismo tiempo su condena. Así, un destino de gloria, pero también diabólico, signará la brevísima vida de la joven. Vida que transcurre tironeada entre dos halos fomentados por una seducción de infrecuente poder: el de la santidad de la virgen, que usará ropas de varón para cumplir su misión, por un lado, y el de la hechicería, cuando su cuerpo de mujer deba revelarse tal cual es, por el otro. El cruce de estos factores perfora de tal modo el imaginario colectivo, que Juana termina siendo presa de sus privadas voces celestiales en un cuerpo vuelto público, santo, en un primer momento cuando la doncella otorga el triunfo a Francia y endemoniado más tarde, cuando el poder político ya no la necesita y la destituye. Para ser acallado, ese cuerpo deberá terminar reducido a cenizas, luego de ser quemado en la hoguera. Aunque su corazón rojo y aún latiente —según la leyenda— haya sido encontrado sin mácula, ni siquiera rozado por las llamas, protegido por el fuego sagrado de la pasión de Juana.
En una de las tantas biografías virtuales que circulan sobre la doncella se cuenta: “Un 6 de enero de 1412 Juana nace en Domrémy, hija de campesinos. Desde niña sintió gran devoción por la oración; en esos años de niñez, un ataque inglés destruyó por completo su aldea y asesinó a sus padres y hermana, por lo que fue enviada a vivir con unos parientes a otra aldea cercana. Cuando tenía trece años creyó que había oído la voz de Dios, que se repetía en numerosas ocasiones. Más tarde, confesó haber visto a San Miguel y a las primeras mártires, Santa Catalina de Alejandría y Santa Margarita, cuyas voces la acompañarían durante el resto de su vida. A partir de ese momento Juana, siente que tiene un destino escrito ya por Dios, el de salvar a su patria liderando sus ejércitos y, aunque suene a historia novelada, lo cierto es que el papel de Juana de Arco en la gesta de lo que es hoy Francia como nación fue más que fundamental”.
No todos los registros sobre su vida coinciden en el dato sobre la muerte de sus padres, pero sí aluden a su origen campesino y al momento preciso, el de sus púberes trece años, en el que comienza a escuchar voces. Cuando enfrenta por primera vez las transformaciones de su cuerpo: la menstruación es la confirmación de su sexo de mujer listo ya para la procreación y por ende para ser ofrecido al coito. Está claro que Juana, inmersa en el miedo y el rechazo a este ser de mujer con destino marcado en el siglo XV para ser entregado al varón, está decidida a no cumplir con el mandato bíblico, familiar y social. No obedece al estereotipo. Juana prefiere ofrecer su cuerpo a un Otro divino, para el cristianismo, a Jesús.
Algunos biógrafos mencionan a un pariente como primer depositario de su secreto, de estas voces que Juana escuchaba. Lo que sí consta sistemáticamente en su historia es que ella siempre tuvo la necesidad imperiosa de transmitir lo que las voces le decían. Y lo hizo hasta el fin de sus días, poco antes de morir en 1431. El misterio, el enigma, la ambigüedad rodean desde un primer momento el contenido de las palabras que escucha, acompañadas de visiones, en lo que constituye un fenómeno de tipo sobrenatural, o para nuestro análisis, producto de una conducta psíquica cuanto menos inusual, fuera de lo común, bizarra y aun extravagante.
(...) En el plano de las actuaciones —que en el lenguaje de la histeria llamamos actings— lo primero que hace Juana es llevar a la práctica la orden que recibe de salvar a su patria. Llegar hasta el Delfín de Francia desde su pequeña aldea de Domrémy hasta Chinnon, donde se hallaba el príncipe Carlos VII, fue el comienzo. Juana lo logra. Según cuenta la historia, el Delfín se disfrazó de hombre común para probar las facultades de la doncella. Ella se arrodilló ante él, nunca lo había visto, y le susurró unas palabras secretas al oído. Otra vez el enigma en la historia de Juana. Lo cierto es que el príncipe creyó en ella, la puso al mando de su ejército y allí empezó a crecer la figura de la doncella.
El travestismo de la joven —se cortó el pelo y vistió uniforme de soldado— produjo un alto impacto. Juana era mujer de facciones bellas y delicadas, rubia, de ojos claros. Con armadura o sin ella, la imagen del masculino-femenino provocaba una lógica perturbación en quienes la seguían, admiraban y adoraban. Por un lado, la virgen (cualidad confirmada al ser revisada por los doctores de la Corte) y por otro, la fuerza inquebrantable del soldado. En esta dualidad, en esta suerte de máscara de virilidad unida a la fragilidad de la virtud residía su magnetismo y su poder. Clara Obligado la describe así: “Vestía con un atuendo que hoy denominaríamos como muy efectista. Podemos imaginarla desplegando al viento su estandarte blanco, vestida con una capa escarlata bordada en oro, protegiéndose de los hombres con el escudo de su virginidad”.
La virgen-caballero andante, tal el caso de Juana, tiene antecedentes en el cristianismo. Existe una tradición de mujeres santas, decididas a mantener su virginidad, que visten ropas de hombres y viven como hombres, ya sea en sus propias casas, el monasterio o el desierto. El ejemplo más antiguo quizás sea el que relatan los Hechos Apócrifos, que no están en los Evangelios, de Pablo y Tecla, en los que Tecla se vistió de hombre para unirse a Pablo en su misión evangelizadora para convertir a los paganos. Tecla, al igual que Juana, rechaza el matrimonio y desobedece las órdenes de su madre, todo ello con el propósito de convertirse en virgen y seguir como un verdadero apóstol “la palabra virginal de la que Pablo había hablado”.
Hay otro ejemplo, alrededor del 203 d.C., encontrado en un diario perteneciente a una mujer de la ciudad de Cartago, santa Perpetua . En este diario la santa habla de sí misma y cuenta su transformación de manera simbólica, en el relato y la descripción de uno de sus sueños. Dice que antes de morir se vio en un estadio onírico en un anfiteatro, convertida en un hombre, sin ropa, pero con atributos viriles luchando contra las fieras.
La decisión de encarar de por vida el estado de virginidad constituye uno de los requisitos imprescindibles, junto a su actitud viril marcada por el ropaje de varón, suficiente como para crear un estado ambiguo de seducción fascinante. Nada parece estar a salvo del secreto, del enigma, del misterio que provoca un previsible clima de adoración. Quizás el mismo que desde el principio de los tiempos paganos suscitaba la figura del andrógino, sabiamente mostrado por Federico Fellini en su película.
Menos sacralizado —lejos de aquel estadio virgen, exhibiendo una frondosa actividad sexual— la directora cinematográfica feminista Sally Potter muestra una figura similar de gran sugestión en el ser que muta de género a lo largo de la vida: el/la protagonista del filme Orlando, basado en la novela del mismo nombre de Virginia Woolf.
Más cercana a la leyenda de Juana de Arco, hallamos en España la de María Pérez en el siglo XII. La historia dice que esta mujer combatió vestida de hombre contra los musulmanes, en la misma época de don Rodrigo Díaz de Vivar, el Cid Campeador, y recibió el apodo de la Varona, por su heroica acción en defensa de la fe y del reino de Castilla. Así lo consigna el historiador chileno Víctor Rocha. “Durante la Edad Media y el Renacimiento —dice— usar la vestimenta del sexo opuesto era una práctica muy común en el ámbito ritual de los carnavales y fiestas de locos, espacios legitimados para el desorden institucionalizado y para la supresión temporal de los tabúes y limitaciones normales. Aunque claramente controlados por las autoridades, estos carnavales permitieron encauzar una cultura popular propia, en donde las inversiones sociales y sexuales eran parte de un lenguaje reconocido por todos”.
El tema de las santas vestidas de varón tuvo su primer investigador en Herman Usener, en la segunda mitad del siglo XIX, dice Rocha. Usener afirma que el origen de las santas travestidas está en el antiguo culto pagano a los bisexuales Afroditas de Chipre, a quienes se les ofrecían en sacrificio mujeres que llevaban ropa de hombres y los hombres los adoraban usando vestimenta de mujeres.
Cubrir el cuerpo femenino —ocultarlo con ropas de hombre— es una manera de simular que entre las piernas hay eso que llevan los varones, esto es, genitales masculinos. Tal el caso de Catalina de Erauso, llamada la monja alférez, quien —vestida de soldado al punto de cosechar el amor de infinidad de mujeres— participó de la conquista de América, para terminar sus días en Veracruz, México. Juana elige esta simulación, esta máscara propia de la actuación por diversas causas. Primero para proteger su virginidad, cualidad que le otorga prestigio y respeto. Ser una doncella virgen será uno de los atributos del halo de santidad que la rodea y que debe conservar a toda costa, siempre dentro de los cánones de la cristiandad. Y en segundo lugar porque tiene absolutamente claro el propósito de revestirse de la autoridad y del poder, por aquel entonces monopolio exclusivo de los hombres. Juana sabe que el disfraz masculino convoca y evoca al menos la idea de una distinción sexual corporal que no le pertenece, pero que finge poseer con seriedad y destreza instalando en el interlocutor —y en el imaginario colectivo, en general— un como si, ese ademán histérico de enorme seducción. Más aún si se trata de una imagen de bisexualidad sugestiva y de amplias connotaciones bisémicas.
(...) En Juana se cruzan, se mixturan hasta conformar un tejido complejo, dos vertientes que conforman de un lado la adoración a la virgen cristiana, pero también mítico-griega, al estilo de Palas Atenea, y de otro, la denostación del lugar físico corporal de la virginidad. Esto es, de la vagina, que en el mundo occidental es en palabras de la investigadora Catherine Blackledge, como señala en su libro “Historia de la vagina” : “La puerta de acceso al infierno, la fuente de todo conflicto y la perdición del varón.” Bisemia que se repetirá en ese cuerpo primero santo y luego demonizado, cuando la doncella de Orléans es obligada a usar nuevamente ropas de mujer durante el juicio al que se la somete y en la condena final, esto es, en instancias posteriores a la santidad primera. Del triunfo en las batallas, la virgen cuyas funciones emblemáticas ya no se necesitan, se torna demonio. Virgen milagrosa y bruja satánica: la seducción histérica de Juana como sujeto entregada al deseo del Otro (Jesús/pueblo de Francia) se mantendrá con características de hipnosis colectiva hasta que su cuerpo de mujer estigmatizado sea quemado en la hoguera. Finalmente será el triunfo otra vez y para siempre. En la muerte paradojal, trágica y victoriosa: Juana de Arco persistirá como la mártir milagrosa y enigmática cuyo delirio místico la acompañará en la leyenda hasta el estertor último, musitando “Jesús” entre las llamas.
Juana de Arco
A los 13 años Juana de Arco creyó escuchar la voz de Dios, y sintió que estaba destinada a liderar los ejércitos.
Virginidad, travestismo y seducción en la doncella soldado que se hizo mártir en la hoguera. Extracto de “Historia universal de la histeria”.
Por Malele Penchansky
Mucho se ha escrito acerca de Juana de Arco, la doncella que supo liberar a Francia del cerco tendido por los ingleses en Orléans y consagrar rey al delfín Carlos VII. Tanto se ha escrito y dicho, que no resulta simple comprender quién fue realmente Juana, cuya figura roza el mito y la leyenda y circula dentro de cánones sagrados. En nombre de Dios o tomada por el Diablo, las voces que escuchó Juana desde los 13 años en la pubertad, cuando se convierte en mujer, serán su salvación y al mismo tiempo su condena. Así, un destino de gloria, pero también diabólico, signará la brevísima vida de la joven. Vida que transcurre tironeada entre dos halos fomentados por una seducción de infrecuente poder: el de la santidad de la virgen, que usará ropas de varón para cumplir su misión, por un lado, y el de la hechicería, cuando su cuerpo de mujer deba revelarse tal cual es, por el otro. El cruce de estos factores perfora de tal modo el imaginario colectivo, que Juana termina siendo presa de sus privadas voces celestiales en un cuerpo vuelto público, santo, en un primer momento cuando la doncella otorga el triunfo a Francia y endemoniado más tarde, cuando el poder político ya no la necesita y la destituye. Para ser acallado, ese cuerpo deberá terminar reducido a cenizas, luego de ser quemado en la hoguera. Aunque su corazón rojo y aún latiente —según la leyenda— haya sido encontrado sin mácula, ni siquiera rozado por las llamas, protegido por el fuego sagrado de la pasión de Juana.
En una de las tantas biografías virtuales que circulan sobre la doncella se cuenta: “Un 6 de enero de 1412 Juana nace en Domrémy, hija de campesinos. Desde niña sintió gran devoción por la oración; en esos años de niñez, un ataque inglés destruyó por completo su aldea y asesinó a sus padres y hermana, por lo que fue enviada a vivir con unos parientes a otra aldea cercana. Cuando tenía trece años creyó que había oído la voz de Dios, que se repetía en numerosas ocasiones. Más tarde, confesó haber visto a San Miguel y a las primeras mártires, Santa Catalina de Alejandría y Santa Margarita, cuyas voces la acompañarían durante el resto de su vida. A partir de ese momento Juana, siente que tiene un destino escrito ya por Dios, el de salvar a su patria liderando sus ejércitos y, aunque suene a historia novelada, lo cierto es que el papel de Juana de Arco en la gesta de lo que es hoy Francia como nación fue más que fundamental”.
No todos los registros sobre su vida coinciden en el dato sobre la muerte de sus padres, pero sí aluden a su origen campesino y al momento preciso, el de sus púberes trece años, en el que comienza a escuchar voces. Cuando enfrenta por primera vez las transformaciones de su cuerpo: la menstruación es la confirmación de su sexo de mujer listo ya para la procreación y por ende para ser ofrecido al coito. Está claro que Juana, inmersa en el miedo y el rechazo a este ser de mujer con destino marcado en el siglo XV para ser entregado al varón, está decidida a no cumplir con el mandato bíblico, familiar y social. No obedece al estereotipo. Juana prefiere ofrecer su cuerpo a un Otro divino, para el cristianismo, a Jesús.
Algunos biógrafos mencionan a un pariente como primer depositario de su secreto, de estas voces que Juana escuchaba. Lo que sí consta sistemáticamente en su historia es que ella siempre tuvo la necesidad imperiosa de transmitir lo que las voces le decían. Y lo hizo hasta el fin de sus días, poco antes de morir en 1431. El misterio, el enigma, la ambigüedad rodean desde un primer momento el contenido de las palabras que escucha, acompañadas de visiones, en lo que constituye un fenómeno de tipo sobrenatural, o para nuestro análisis, producto de una conducta psíquica cuanto menos inusual, fuera de lo común, bizarra y aun extravagante.
(...) En el plano de las actuaciones —que en el lenguaje de la histeria llamamos actings— lo primero que hace Juana es llevar a la práctica la orden que recibe de salvar a su patria. Llegar hasta el Delfín de Francia desde su pequeña aldea de Domrémy hasta Chinnon, donde se hallaba el príncipe Carlos VII, fue el comienzo. Juana lo logra. Según cuenta la historia, el Delfín se disfrazó de hombre común para probar las facultades de la doncella. Ella se arrodilló ante él, nunca lo había visto, y le susurró unas palabras secretas al oído. Otra vez el enigma en la historia de Juana. Lo cierto es que el príncipe creyó en ella, la puso al mando de su ejército y allí empezó a crecer la figura de la doncella.
El travestismo de la joven —se cortó el pelo y vistió uniforme de soldado— produjo un alto impacto. Juana era mujer de facciones bellas y delicadas, rubia, de ojos claros. Con armadura o sin ella, la imagen del masculino-femenino provocaba una lógica perturbación en quienes la seguían, admiraban y adoraban. Por un lado, la virgen (cualidad confirmada al ser revisada por los doctores de la Corte) y por otro, la fuerza inquebrantable del soldado. En esta dualidad, en esta suerte de máscara de virilidad unida a la fragilidad de la virtud residía su magnetismo y su poder. Clara Obligado la describe así: “Vestía con un atuendo que hoy denominaríamos como muy efectista. Podemos imaginarla desplegando al viento su estandarte blanco, vestida con una capa escarlata bordada en oro, protegiéndose de los hombres con el escudo de su virginidad”.
La virgen-caballero andante, tal el caso de Juana, tiene antecedentes en el cristianismo. Existe una tradición de mujeres santas, decididas a mantener su virginidad, que visten ropas de hombres y viven como hombres, ya sea en sus propias casas, el monasterio o el desierto. El ejemplo más antiguo quizás sea el que relatan los Hechos Apócrifos, que no están en los Evangelios, de Pablo y Tecla, en los que Tecla se vistió de hombre para unirse a Pablo en su misión evangelizadora para convertir a los paganos. Tecla, al igual que Juana, rechaza el matrimonio y desobedece las órdenes de su madre, todo ello con el propósito de convertirse en virgen y seguir como un verdadero apóstol “la palabra virginal de la que Pablo había hablado”.
Hay otro ejemplo, alrededor del 203 d.C., encontrado en un diario perteneciente a una mujer de la ciudad de Cartago, santa Perpetua . En este diario la santa habla de sí misma y cuenta su transformación de manera simbólica, en el relato y la descripción de uno de sus sueños. Dice que antes de morir se vio en un estadio onírico en un anfiteatro, convertida en un hombre, sin ropa, pero con atributos viriles luchando contra las fieras.
La decisión de encarar de por vida el estado de virginidad constituye uno de los requisitos imprescindibles, junto a su actitud viril marcada por el ropaje de varón, suficiente como para crear un estado ambiguo de seducción fascinante. Nada parece estar a salvo del secreto, del enigma, del misterio que provoca un previsible clima de adoración. Quizás el mismo que desde el principio de los tiempos paganos suscitaba la figura del andrógino, sabiamente mostrado por Federico Fellini en su película.
Menos sacralizado —lejos de aquel estadio virgen, exhibiendo una frondosa actividad sexual— la directora cinematográfica feminista Sally Potter muestra una figura similar de gran sugestión en el ser que muta de género a lo largo de la vida: el/la protagonista del filme Orlando, basado en la novela del mismo nombre de Virginia Woolf.
Más cercana a la leyenda de Juana de Arco, hallamos en España la de María Pérez en el siglo XII. La historia dice que esta mujer combatió vestida de hombre contra los musulmanes, en la misma época de don Rodrigo Díaz de Vivar, el Cid Campeador, y recibió el apodo de la Varona, por su heroica acción en defensa de la fe y del reino de Castilla. Así lo consigna el historiador chileno Víctor Rocha. “Durante la Edad Media y el Renacimiento —dice— usar la vestimenta del sexo opuesto era una práctica muy común en el ámbito ritual de los carnavales y fiestas de locos, espacios legitimados para el desorden institucionalizado y para la supresión temporal de los tabúes y limitaciones normales. Aunque claramente controlados por las autoridades, estos carnavales permitieron encauzar una cultura popular propia, en donde las inversiones sociales y sexuales eran parte de un lenguaje reconocido por todos”.
El tema de las santas vestidas de varón tuvo su primer investigador en Herman Usener, en la segunda mitad del siglo XIX, dice Rocha. Usener afirma que el origen de las santas travestidas está en el antiguo culto pagano a los bisexuales Afroditas de Chipre, a quienes se les ofrecían en sacrificio mujeres que llevaban ropa de hombres y los hombres los adoraban usando vestimenta de mujeres.
Cubrir el cuerpo femenino —ocultarlo con ropas de hombre— es una manera de simular que entre las piernas hay eso que llevan los varones, esto es, genitales masculinos. Tal el caso de Catalina de Erauso, llamada la monja alférez, quien —vestida de soldado al punto de cosechar el amor de infinidad de mujeres— participó de la conquista de América, para terminar sus días en Veracruz, México. Juana elige esta simulación, esta máscara propia de la actuación por diversas causas. Primero para proteger su virginidad, cualidad que le otorga prestigio y respeto. Ser una doncella virgen será uno de los atributos del halo de santidad que la rodea y que debe conservar a toda costa, siempre dentro de los cánones de la cristiandad. Y en segundo lugar porque tiene absolutamente claro el propósito de revestirse de la autoridad y del poder, por aquel entonces monopolio exclusivo de los hombres. Juana sabe que el disfraz masculino convoca y evoca al menos la idea de una distinción sexual corporal que no le pertenece, pero que finge poseer con seriedad y destreza instalando en el interlocutor —y en el imaginario colectivo, en general— un como si, ese ademán histérico de enorme seducción. Más aún si se trata de una imagen de bisexualidad sugestiva y de amplias connotaciones bisémicas.
(...) En Juana se cruzan, se mixturan hasta conformar un tejido complejo, dos vertientes que conforman de un lado la adoración a la virgen cristiana, pero también mítico-griega, al estilo de Palas Atenea, y de otro, la denostación del lugar físico corporal de la virginidad. Esto es, de la vagina, que en el mundo occidental es en palabras de la investigadora Catherine Blackledge, como señala en su libro “Historia de la vagina” : “La puerta de acceso al infierno, la fuente de todo conflicto y la perdición del varón.” Bisemia que se repetirá en ese cuerpo primero santo y luego demonizado, cuando la doncella de Orléans es obligada a usar nuevamente ropas de mujer durante el juicio al que se la somete y en la condena final, esto es, en instancias posteriores a la santidad primera. Del triunfo en las batallas, la virgen cuyas funciones emblemáticas ya no se necesitan, se torna demonio. Virgen milagrosa y bruja satánica: la seducción histérica de Juana como sujeto entregada al deseo del Otro (Jesús/pueblo de Francia) se mantendrá con características de hipnosis colectiva hasta que su cuerpo de mujer estigmatizado sea quemado en la hoguera. Finalmente será el triunfo otra vez y para siempre. En la muerte paradojal, trágica y victoriosa: Juana de Arco persistirá como la mártir milagrosa y enigmática cuyo delirio místico la acompañará en la leyenda hasta el estertor último, musitando “Jesús” entre las llamas.
anika- La dama de corazones
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Re: Historia de brujas
la gran juana de arco ,que murio para ser martir y la trataron como a una bruja,muy buenas historias anika
Re: Historia de brujas
magnificas Amig@s
diputacion-
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